EN CONTRA DE LA UTOPÍA
Al poco de poner en práctica cualquier proyecto utópico resulta evidente que su consecución es imposible. La frustración que genera esta certeza sobrevenida resulta tan insoportable que los activistas explican su fracaso recurriendo al trabajo infatigable y secreto de fuerzas oscuras y de saboteadores. Ello exige identificar en la teoría y reprimir en la práctica a un colectivo concreto, colectivo al que se pueda responsabilizar de lo que ocurre: el chivo expiatorio. El chivo expiatorio puede ser una clase, una raza, una nación, una actividad económica. A medida que transcurra el tiempo el ideal utópico se irá alejando sin remedio, de modo que el contingente de seres humanos encuadrado en la categoría del chivo expiatorio irá aumentando. La conclusión es evidente: todo proyecto utópico desemboca en la tiranía de quien se ve obligado a padecerlo y en la paranoia de quien tuvo la infeliz idea de ponerlo en marcha.
Bienvenido a la blogosfera, Pedro. Gran idea, la del blog, y gran texto, aunque a esto último ya nos tienes acostumbrados.
ResponderEliminarSalud
Gracias, estimado amigo.
EliminarPor fin. Pedro abre su blog. Estupendo.
ResponderEliminarSi me lo permites, te hago una sugerencia: todos esos textos que dice Juan Ignacio, y que tendrás por ahí, vete a saber dónde, súbelos poco a poco (con calma que son muchos).
El blog es también un buen lugar para tener reunido y accesible para quienes te vamos a seguir lo mucho que has escrito hasta ahora, no solo lo que escribirás de aquí en adelante.
Un abrazo.
Gracias, Carlos, por la lectura, por los ánimos y por el consejo. Nos debemos un rato, amigo.
EliminarEstaré atento a las crónicas. Muy buena noticia, sin duda.
ResponderEliminarHola, Óscar. Nos seguimos y gracias por el mensaje.
ResponderEliminar