jueves, 12 de octubre de 2017


ANNA GABRIEL Y YO


No tengo inconveniente en que la vida institucional quede deslucida para siempre: un país debe reflejar su altura moral, su altura estética, para que la historia lo juzgue. Lo que jamás permitiré es que imagines que tus ideas son más firmes o legítimas que las mías solo porque tu modo de mostrarlas sea más tosco y estridente. Confundir la mala educación con la convicción moral ni siquiera habla de ti: habla del sistema escolar que te ha hecho esto.


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